viernes, 26 de noviembre de 2010

Nada como el hogar

Era un martes por la mañana cuando todo Pondesier se enteró de la desaparición de el cardenal Lorenzo García de la Santa Cruz. La igleasia rápidamente recurrió a Eliseo Ferrer, un viejo, amargado y retirado detective. Éste, inició la búsqueda interrogando a casi todo Pondesier, hasta que, reuniendo todas las pistas, se dió cuenta de que existía un 8% de probabilidad de que el cardenal se encontrara en el monte Bellaluz, aproximadamente a dos horas del pueblo. Fue entonces, que Eliseo emprendió su viaje hacia el monte. Debió caminar por el sendero Angustiante, en el cual el calor y la desesperación era tremendo e insoportable, luego atravesar el inmenso lago llamado Rapsodia, en el cual conoció a Magdalena, una joven mujer que se parecía a su hija, que en su canoa lo ayudó a atravesar el lago y le relató historias de los héroes de la Antigua Grecia. Al despedirse, Magdalena le dió una piedra ordinaria al viejo, diciendo que no hay nada como el hogar. Finalmente tuvo que subir un empinado sendero lleno de serpientes para posteriormente llegar al monte Bellaluz. Una vez allí, vió al cardenal bajo la luz de la bella luna con sus manos atadas, entonces el retirado detective le dijo: -No hay nada como el hogar.-
E inmediatamente la roca que tenía en su bolsillo comenzó a brillar, y en un abrir y cerrar de ojos ambos estaban en la plaza central de Pondesier, en donde todos los ciudadanos, al verlos, los resibieron con aplauzos y felicitaciones. Eliseo, decidió trabajar como profesor en el Instituto de Investigaciones de Pondesier para enseñar a las futras generaciones el arte de descubrir y resolver casos.